Actualmente para que se considere a la familia como numerosa es suficiente con tener tres hijos, o incluso dos si alguno de ellos tiene una discapacidad. Parece de locos que en una casa haya cuatro, cinco, seis o más hijos.
Cuando alguien que no me conoce y me pregunta si tengo hermanos, le digo "pues sí, somos ocho" la expresión de su cara es, más que nunca, el reflejo del alma. Tenemos al que sonríe y comparte la misma situación o similar, después está el sorprendido que no se explica dónde se colocan tantas camas y menos aún cómo guardar tal cantidad de ropa, frecuentemente está el que se apiada de tu madre, también está el gracioso que le echa la culpa a la falta de televisión y no falta el que piensa en lo prolífico de tu padre.
Pero lo mejor de todo es cuando preguntan "¿y cuántos chicos y cuántas chicas sois?" y yo :"siete chicas y un chico" dios mío, en ese momento se para el tiempo, a continuación llega una exclamación muy frecuente ¡ es el pequeño!! y yo: pues no, la pequeña soy yo y él es anterior a mí. Suspiro de alivio por parte del entrevistador y respuesta obligada :"pobrecito". Y yo pienso, pero si la pequeña te estoy diciendo que soy yo será pobrecita de mí ¿no? Pues no.
Entonces paso a relatar alguna de esas anecdotas encantadoras de cuando somos niños que se cuentan una y mil veces en las reuniones familiares, que por supuesto yo no puedo recordar porque soy la pequeña. "Uf, si mi madre dice que era un bruto, fíjate tenía un camión de estos que el niño se mete dentro y su mayor diversión era cojer carrerilla para estrellarse contra las piernas de mi madre" sonrisa del entrevistador, "pues los reyes le regalaron un año una escopeta de aire con un tapón de corcho atado a la punta, y sabes que hacía, cortar la cuerda del tapón para que saliera disparado" entonces ya llegan las risas y la comprensión : "claro es que si no, entre tanta chica pobrecito, imagínate" Si te digo que no necesito imaginármelo, que soy la pequeña, pero es preferible dejar al interlocutor con esa imagen de mi hermano chocando contra las piernas de mi madre para poder sobrevivir entre tantas mujeres.
Cosa obligada en una gran familia son las celebraciones, no importa lo que se celebre, pero algo hay que celebrar (juntandonos para comer, claro) lo que ocurre es que tenemos dos opciones:
la celebración múltiple, en la que se celebra el cumpleaños de la persona que los cumple, del que los cumplió hace poco, del que los cumplirá pronto y del que ya no se sabe ni que cumplió
por otra parte tenemos la opción de las múltiples celebraciones, el día de tu cumpleaños, el día que lo celebras con los amigos, el día que lo celebras con la familia materna, el día que lo celebras con la familia paterna, y llega el momento que parece que has cumplido más años con tanta celebración.
También ocurre que algunas veces se da la suma de ambas opciones, en una de esas múltiples celebraciones, te incluyes en una celebración múltiple.
A pesar de esta suma de años y de las indigestiones que a veces padecemos con tanta celebración (raro es el mes que no hay alguna), no me cabe la menor duda de la suerte que tenemos. No quiero imaginar lo que será ser hijo único, me quedo con mi gran familia que, entre hermanas,los maridos, cuñadit@s, sobrin@s y familia política, cada día es más amplia.
Y lo dicho, que nos vemos en la próxima celebración.
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